
La construcción de la Panamericana Sur en los años 30 puso en evidencia las ventajas de Pucusana. Aparte de los mencionados “residentes”, fue la Asociación Cristiana de Jóvenes la que, entre 1930 y 1940, levantó allí campamentos de verano. Un señor, Vera y Vera, fue el promotor de esta empresa, quien dictaba charlas a jóvenes cristianos en el comedor del primer restaurante que se fundó en Pucusana: “Delicias”. En 1930, Ricardo Cuya funda la primera tienda o bodega, que sobrevive hasta 1940, año en que Juan Manco establece la suya. En 1940 aparecen los restaurantes “Venecia”, de Emilio Navarro; “La Perlita” de Hermógenes Navarro, y el “Hotel Salón Blanco”, de Porfirio Navarro. Eran de madera y sus dueños vivían de la pesca.
Hacia 1940, Pucusana era todavía un caserío donde Santos Jacobo, quien introdujo la primera chalana en 1922, y Eutimio Ávalos competían en la “regata de chalanas” cada 3 de mayo y 8 de diciembre hasta 1950. Pucusana contaba entonces con unas 30 familias de pescadores y, en 1943, se convirtió en distrito. Así, la vieja “Agencia Municipal” se convierte en Municipio, se inicia el levantamiento del plano regulador (culminado en 1952) y se impulsa la venta de terrenos urbanos. Los bajos precios de los terrenos, la carretera ya existente y la cercanía a Lima impulsaron su crecimiento.
La carretera a Lima quedó terminada en 1951 y fue inaugurada por el entonces alcalde Félix Gilardi. Pucusana seguía creciendo y vio levantarse nuevas residencias no solo en su área urbana sino también en las playas de Naplo, las Ninfas y la Isla Galápagos. Algunos pensaron transformar toda Pucusana en balneario pero esto hubiera significado erradicar a los pescadores que habían fundado el caserío. Afortunadamente, ellos siguieron allí y son los que le dan sentido y razón al pueblo de Pucusana. Los pescadores estaban asociados en un gremio que se fundó en 1925, se reorganizó en 1927 y obtuvo su reconocimiento oficial el 10 de abril de 1944.
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